Los lustrabotas se cubren con pasamontañas. Nadie estornuda. Los relojes en la pared no marcan ninguna hora cierta; o no se mueven o se equivocan. Laberintos de feria. Caos ordenado. Las cholitas y sus changos como Mamushkas. Pescado. Pescado sobre mantel sobre pavimento; que no se ve, el gris no se ve. Puro color. Movimiento extremo. Armonico. La sonrisa arrugada y sin dientes de la cholita. Harto vieja, harto antigua. Se rie. Habla y no entiendo. Los dedos morenos y flacos señalan su menton. Se rie. Estira esos mismos dedos; dedos de tierra, de choclos, de papas, de monedas. Se rie, y sus arrugas brillan, su pelo brilla; los ojos inmensamente negros me miran, se rien y sus dedos inquietos, de niña, acarician mi chiva, prueban cuan larga es, y se rie a carcajadas. Inocente, juvenil.
Por todos lados, a toda hora, en cualquier lugar. Pollo. Papas. Habas. Por la ventana del bus entra comida. Caen monedas a la tierra. Las cholitas rien, picaras. Tierra. Gente. Sol. No puedo dejar de mirar, las imagenes llegan al limite de mi atencion, a una velocidad que ellos tienen en el cuerpo, en el paso, que yo no llego a tener ni con la vista. No termina una imagen, que otra la desplaza. Mini-buses como pan lactal. Bocina. Bocina. Bocina. Del pan lactal se asoma medio cuerpo y grita. Locaciones. Direcciones. Rutas. Barrios. Ofrece un trayecto a viva voz. El Alto. Me pierdo, ya de noche. Me pierdo con gusto. Como. Camino. Logro encontrarle la forma al embudo. Lo veo desde arriba, cómo las luces azules y naranjas van formando el contorno, creando el cerro. Como un fuego. Veo el cuerpo de La Paz, su esqueleto luminoso. Me contagio de su sangre, y dejo que su ritmo me lleve. Me conecto y me pierdo en el caos. Pero su ritmo no es el mio. Me canso, me agito. Debajo de un balcon, sobre escaleras de piedra, sobre escaleras de siglos. Potosí grito sordo, sin aire. Adoquines inmensos. La sangre de los cerros.
Dejo el Altiplano. Voy a lo verde. Extraño el Altiplano. Vuelvo: humildad. Trabajo. Evo. Revolucion.
El bus se arrastra como un gusano. Entra en las luces, en el organismo que es el pueblo, que se mueve en todas direcciones pero a un mismo ritmo. La vida esta en la calle. Y en la calle se ve que Bolivia vive.
El valle, una cueva, el agua. El pueblo amable. Wilson y Willy. Bus. Butaca. El paisaje que corre como una filmacion. Cine-movil. Sin actores, sin escenografia. Cine-perfecto. Hablo. Mas escucho. El aymara es como una cancion. Las mezlcas son fragmentos inseparables, unidos por los siglos y las costumbres. Crisol. Mixtura. Belleza. El lago. Un trago en Copacabana. La isla del sol sin luz. Pero con luna llena. Gigante. La bola de fuego en el cielo oscuro que todos vimos desde el balcon. Las paredes bajas. Los caminos eternos que llevan al corral. El bosque blanco. Humo. La puerta del sol.
Despues cruzo la linea que me lleva a la ruina; pero ese es otro tema.
sábado, junio 20, 2009
Ahicito nomas
Publicadas por agustin a la/s 12:11 p. m.
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2 comentarios:
como siempre hermoso lo que escribis, ah feliz cumple andariego. lidia
Flaco sos un poeta. Alejo
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